viernes, 7 de diciembre de 2012

To apply no es aplicar


To apply  significa solicitar, presentar(se), postular(se). Application debe traducirse como solicitud, formulario de ingreso o candidatura.  Mal hacemos cuando, al querer traducir to apply, escribimos aplicar.

Lo más triste es que esta torpeza se ha vuelto práctica común en las instituciones de educación superior.

En español, aplicar significa poner una cosa sobre otra o en contacto con ella para conseguir un fin determinado. Asimismo, aplicar puede usarse cuando se emplea un concepto general en un caso particular. Van a continuación dos ejemplos, uno para cada caso:

-Aplique usted el ungüento sobre la excoriación. ¡Y no vuelva usted a hacer eso, señora! 

-Podemos aplicar la historia del asno de Buridán a lo que experimento cuando miro a estas dos señoritas.

Es injustificable (como bien lo señala Jaime Correa en su bitácora El español sin misterios) hablar de estudiantes que aplican para una beca, cuando en realidad esos estudiantes están postulándose, están concursando por una beca o están llenando el formulario de solicitud… ¡Lo que sea, menos que dichos jóvenes están aplicando quién sabe qué! Porque, para colmo de males, aplicar se usa en estos casos como si fuera un verbo intransitivo:

-¿Ya aplicaste?
-¡No, mano! El baño está ocupado.
-¿Qué?
-¿O qué me preguntaste?

Seamos ingeniosos, ocurrentes y creativos, porque nuestra lengua es una mina de oro. La indolencia de hablantes y escribidores es lo que deja a una lengua en situación de vulnerabilidad frente a los embates de un mundo que tiene prisa por acabar con ella.

Y a propósito de aplicaciones, hablemos un poco de las famosas app’s.

Nuestra lengua, como muchas otras, vive tiempos difíciles. Debemos mantenernos en amorosa alerta, sin que esta actitud nos distancie de un mundo empeñado en dar a lo nuevo nombres comunes a todas las lenguas (el sueño de una lengua franca, el deseo de una  lingvo internacia –posibilidad que no acaba de convencerme, porque a veces pienso que sus principales promotores están buscando una lengua general para que las órdenes de los cerdos capitalistas sean cumplidas con diligencia y prontitud). Como desde hace mil años, el español experimenta cambios y sabe adaptarse a ellos, pero corresponde a cada uno de nosotros (sus hablantes, sus escritores, sus amantes) aceptar lo que enriquece y rechazar lo que empobrece.

Las nuevas tecnologías nos obligan a utilizar vocablos aparentemente extraños para poder entendernos con el resto del mundo. Es en este contexto donde aparecen las famosas app’s, pequeños programas o aplicaciones informáticas que realizan funciones específicas y que permiten ofrecer a las instituciones y las empresas nuevos servicios de información y contenidos a su respectiva comunidad a través de teléfonos móviles y tabletas.

App es metaplasmo de application, cuyo origen es el latín applicatio. Curiosamente, la doble pe del latín se conserva también en francés (application) y en italiano (applicazione), mientras que el español reproduce sólo una vez el fonema consonántico (aplicación). Por otro lado, la cómoda elisión (app/lication/s = app’s) no está dentro de nuestras prácticas lingüísticas consideradas cultas. Entonces, llamémoslas aplicaciones o busquemos un nombre que nos guste y que las explique sin sombras de duda: Chingaderitas.

-¡Ya salio la nueva chingaderita para tu teléfono celular! ¡Adquiérela ya!

4 comentarios:

  1. Delicioso. Maravilloso. ¡Bravo, maestro!

    Hay otro uso de "aplicar" como verbo intransitivo que me parece muy molesto: "aplican restricciones". ¿Quiénes aplican tales restricciones? Harían mejor en decir "se aplican restricciones".

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  2. Ese caso siempre me ha dado problemas, Mariposa. Veamos. Vamos a pensar que el sujeto es el programa, la convocatoria, el concurso, la campaña... Entonces, lo correcto es "Este programa aplica restricciones". Ahora, digamos que se trata de un sujeto indefinido. En ese caso, aceptaremos el "se", pero bajo la idea de que se trata de algo singular y no plural. Por tanto, LuzE, creo que debe escribirse "Se aplica restricciones", semejante a "Se aplica inyecciones" y no "se aplican...". ¿Qué opinas?

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  3. Es un caso difícil, sí. Lo he pensado durante mucho tiempo y aún no lo resuelvo. Pero en este momento no estoy de acuerdo contigo. Creo que a veces confundimos el uso de los verbos pronominales con un tipo de voz pasiva, que recibe el curioso nombre de pasiva cuasirefleja. En Redacción sin dolor, Sandro Cohen explica que si este tipo de oraciones los pasáramos a una voz pasiva simple, veríamos cómo sólo admiten el plural: las restricciones son aplicadas. Al usar ese tipo de voz pasiva refleja o cuasirefleja que tanto nos confunde, debemos usar el plural: se aplican restricciones.

    Probablemente ahí esté la clave, en el sujeto indefinido, pues es uno de los usos de la voz pasiva. No estamos diciendo que las restricciones se apliquen ellas mismas, sino que alguien, no importa o no sabemos quién, las aplica.

    En cambio, cuando la construcción que lleva la partícula "se" va con un infinitivo, entonces me parece correcto que vaya en singular: se puede aplicar restricciones. Pero en ese caso, "aplicar" serviría como un tipo de objeto del verbo. Sandro Cohen explica que en las construcciones con infinitivo se puede usar el plural y el singular. Te doy sus ejemplos, que toma de Andrés Bello, y éste de Cervantes:

    Una de las más fermosas doncellas que se puede hallar / Una de las más fermosas doncellas que se pueden hallar.

    Ambos casos serían admisibles. Al parecer, Bello prefería el segundo, el plural. Y Cohen termina con un ejemplo que, a mi parecer, da mucha luz:

    Se quiere alterar los documentos para dar la razón al fiscal.

    En ese caso, dice Cohen, no se puede utilizar el plural, porque podría entenderse que los documentos quieren alterarse ellos mismos. No sé si se alcanza a ver bien la diferencia. Definitivamente es finísima.

    Pues así pienso hoy. ¡Mañana tal vez diga que se vende casas!

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  4. Como diría Antonio Alcántara: Esto no termina hasta que acaba. Voy a meditar sobre tu posición y tus argumentos. ¡Y responderé, claro que responderé!

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